Partido Popular de Barajas
Mi reencuentro con el Jardín El Capricho

Hoy me he reencontrado con “mi Capricho”.
Después de meses de espera, he vuelto a entrar en nuestra joya de la Alameda de Osuna, el Jardín El Capricho, que nuestra adorada Josefa de Pimentel, la Duquesa de Osuna, encargó construir para su disfrute, y afortunadamente ahora para el disfrute de todos.
Pasear por sus caminos entre árboles, arbustos y flores y respirar los aromas que de ellos se desprende me retrotraen a siglos pasados, al siglo en que nuestra Duquesa paseaba por los románticos jardines con su familia y amigos, con el magnífico don Francisco de Goya, y con lo más granado de la sociedad madrileña de la época. Mi mente viaja por el tiempo y veo los carruajes en que llegan los invitados, a los que la Duquesa recibe a las puertas de su Palacio, los niños jugando en los columpios, los jóvenes jugando a esconderse en el laberinto.
Sus árboles centenarios son testigos de fiestas, aunque también de batallas, pero ahí siguen firmes, señoriales, con la historia grabada en sus raíces, en sus ramas, en sus troncos. Sus copas acarician el cielo y contrastan sus distintos tonos verdes con el azul intenso del cielo y con los colores de sus flores, que inundan cada rincón, obsequiando a nuestros sentidos con toda una variedad de aromas difíciles de describir. Son los aromas de El Capricho.
Cómo echaba de menos estas sensaciones que me hacen evadirme de la realidad de este siglo y disfrutar como si todo estuviera en paz. Una ardilla corre por la pradera y trepa rauda por un árbol a refugiarse de los intrusos que cada fin de semana invadimos su intimidad. De pronto, pasa junto a mí un runner y me hace poner los pies en la tierra y me devuelve bruscamente al siglo XXI. ¡Bienvenida de nuevo! Pero cada sábado y cada domingo volveré a sentir la paz de mi adorado jardín y a soñar. Autora : Beatriz del Pino